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domingo, 21 de febrero de 2016

Trabajo y salud



El trabajo es un derecho y un deber de todos los ciudadanos y como tal derecho está incluso recogido en nuestra Constitución y la de muchos otros paises desarrollados. El trabajo es además una actividad diaria muy importante, no solo porque ocupa gran parte del tiempo que vivimos sino porque tiene graves consecuencias en nuestra salud física,mental y social.
Según el Ministerio de Sanidad, el trabajo nunca es algo neutro frente a la salud, o es patógeno o un gran promotor de la salud.
La ausencia de trabajo (paro) es una lacra social y personal que empobrece a la persona, le ocasiona distintas patologías que afectan a su autoestima, a su capacidad de relación con los demás, la motivación, la ilusión, la esperanza en un futuro mejor, etc, a la vez que económicamente le sitúa en una situación de precariedad que le dificulta o le impide toda una serie de desarrollos vitales y familiares. Por otra parte el paro genera una pérdida social importante tanto en la capacidad económica, en el crecimiento social, en la mejora del estado de bienestar. Crea desigualdades e injusticias sociales y por tanto genera tensiones sociales y malestar. Esta situación social provoca marginación, emigración, desilusión, falta de esperanza social, recelos e injusticias sociales.
El trabajo injusto, mal desarrollado, inadecuado, mal planificado, con un sentido de la productividad por encima de planteamientos humanitarios, solidarios, justos, es un agente patógeno, capaz de provocar daños en la salud física y mental de las personas. Un ambiente de trabajo adecuado, ilusionante, productivo, genera grandes beneficios, tanto económicos como personales y de salud (satisfacción, aumento de la autoestima, compañerismo y relaciones sociales más ricas, integración social, desarrollo personal, etc)
Esta reflexión ha partido de un estudio recientemente publicado en el que se confirma (algo que todos sospechamos) que la desmotivación en el trabajo es causa de diferentes patologias físicas y mentales:


La desmotivación en el trabajo puede aumentar el riesgo de enfermedades psicosomáticas, migrañas o dolencias musculares

Elsevier18 feb 2016

Si persiste en el tiempo, provoca una disminución del sistema inmune.
La desmotivación en el trabajo puede aumentar el riesgo de enfermedades psicosomáticas, migrañas, cefaleas tensionales, problemas dermatológicos o dolencias musculares, según ha avisado la autora del libro 'La Medicina emocional', Marisa Navarro.

Y es que, tal y como ha asegurado, ser feliz en el ámbito laboral no sólo en el trabajo que se realiza, sino en la actitud que se mantenga al respecto, puesto que los pensamientos determinan los posteriores sentimientos y acciones.

De hecho, para muchas personas un empleo con el que no se sienten felices se convierte en motor de generación de emociones negativas, lo que, si persiste en el tiempo, provoca una disminución del sistema inmune.

"Las dolencias que más se producen en personas que desarrollan estados de negatividad, respecto a su empleo, suelen ser las mismas que se derivan de situaciones de estrés, como las relacionadas con el sistema digestivo, que es nuestro segundo cerebro, por la cantidad de neuronas que tenemos en él. También son comunes, en las personas que en su trabajo están totalmente desmotivadas y tristes, las dolencias relacionadas con el sistema muscular, migrañas y cefaleas tensionales, así como problemas dermatológicos", ha aseverado la experta.

Muchas veces estas dolencias son una señal de alarma que avisa de la necesidad de un cambio, aunque, según ha apostillado, en ocasiones se debe a los pensamientos y actitudes que se mantienen ante el empleo. Por ello, y con el objetivo de aumentar la motivación, Navarro ha destacado la importancia de esforzarse para desarrollar "lo mejor posible" el trabajo, ya que "el reconocimiento siempre es motivador".

Centrarse en la compensación y el beneficio para contrarrestar los pensamientos negativos; tratar de generar un ambiente agradable, dentro de las posibilidades que existan; no centrar la vida sólo en el trabajo y procurar enriquecer los espacios de ámbito personal, son otras de las recomendaciones aportadas por la experta.

"Hay que pensar en hacer lo que tengo que hacer, pues el trabajo es un compromiso, y una vez adquirido, lo que mejor me va a hacer sentir es hacer lo que tengo que hacer más allá de lo que me apetece en un determinado momento. Esto requiere esfuerzo y disciplina, pero a largo plazo tendrá su recompensa, te hará crecer como persona y te hará sentir mucho mejor y más sano", ha apostillado.

Asimismo, prosigue, es necesario "alejarse" de los compañeros tóxicos y cambiar los pensamientos negativos relacionados sobre el trabajo por los positivos. "Podré pensar que querría otro trabajo que me satisficiera más, pero mientras esté desarrollando este, me diré todo aquello que pueda cambiar mi situación emocional en él. Los que practican esta idea son capaces de ser mucho más felices, se encuentren donde se encuentren y hagan lo que hagan, y eso no quiere decir que no tengan miras puestas en mejorar" ha zanjado.

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