Coco Chanel |
Gabrielle Bonheur nació en un hospicio de Saumur el 18 de agosto de 1883. Hija natural de un vendedor ambulante que abandonaba el hogar durante largas temporadas, y de una ama de casa de escasos recursos. En permanente situación de escasez sobrellevó a duras penas sus primeros años de infancia junto a sus cuatro hermanos. A los seis, su madre murió víctima de tuberculosis y el padre se desentendió de ellos, enviándolos al condado de Auvergene, al cuidado de dos tías. Con ellas aprendió a coser y manejar el hilo y la aguja con especial habilidad, lo que hizo que, a los diecisiete años, las monjas del orfanato de Aubazine le consiguieran un empleo como costurera.
En 1905 dicidió convertirse en cantante de cabaret, oficio que ejerció durante tres años y que la introdujo en el mundo de la farándula. Aspiraba a ser una cantante exitosa, pero gradualmente abandonó ese sueño. De las relaciones liberales y con hombres adinerados que mantuvo en esta época, Coco Chanel esperaba obtener dinero para poder convertirse en una renombrada modista.
Con la ayuda de uno de sus primeros amantes partió a París y en 1909 se instaló en un pequeño apartamento en el Boulevard de Malesherbes, donde rápidamente abrió su primera tienda de sombreros, Modas Chanel.
Siempre apoyada económicamente por sus compañeros de cama, unos años más tarde se instaló en localidades que frecuentaban los ricos: Deauville, Normandía, (1913) y Biarritz (1916).
Fue el playboy Etienne Balsan (1873-1953) quien la colocó con su tienda de sombreros, pero su vínculo con el amigo de éste, el personaje social y jugador de polo inglés Arthur "Boy" Capel, fue lo que posibilitó su éxito. Coco se enamoró de Capel y se escapó con él; tenía la esperanza de convertirse en su esposa, pero nunca se casó con él, y éste prefirió casarse por conveniencia con otra mujer de alta alcurnia, si bien mantuvo a Coco como amante. En 1919 Capel murió en un accidente automovilístico; Coco no tuvo pareja conocida por un tiempo prolongado.
Con el apoyo de Balsan y Capel, Coco se había convertido en la gran dama de la moda, y además era pretendida por muchos aristócratas. Uno de ellos el Duque de Westminster. También se relacionó con el Duque de Windsor; rechazó su propuesta de matrimonio. «Ha habido muchas duquesas de Westminster, Chanel hay una sola», fue su explicación. Fueron amantes hasta 1930.
En 1920 se abrió en París la primera Casa Chanel. Su asesora de relaciones públicas entre 1925-1939 era sobrina de la Reina Victoria. Se habían conocido en 1915 siendo ambas enfermeras en el American Hospital de París.
En 1924 se alió con el empresario Pierre Wertheimer y su hermano Paul, para promover la creación del perfume Chanel Nº5, creado por Ernst Beaux, y en el que Cocoó participa con el 10% de los beneficios.En 1927 se hizo construir la Villa La Pausa en la Riviera francesa por el arquitecto Robert Streitz en terrenos que compró el Duque de Westminster, aunque su romance con el duque acabó en 1930 ella mantuvo la casa hasta 1953. Allí sería amante del diseñador y decorador vasco Paul Iribe, notable exponente del Art Decó, con quien se comprometió el 27 de noviembre de 1937 pero quien fallece de un infarto en la cancha de tenis de La Pausa.
Se codeó con grandes artistas y escritores contemporáneos como Pablo Picasso, Igor Stravinsky, el ruso Diaghilev, George Bernard Shaw y Jean Cocteau. Todos vieron en ella a una de las pioneras del feminismo, dispuesta a romper fórmulas y esquemas.
Igor Stravinski se enamoró perdidamente de ella, pero tuvo que conformarse con ser su amigo. Fue él quien le presentó al conde Dimitri de Rusia, con quien tuvo un apasionado romance. Coco marcó la pauta de la moda durante los locos años 20, pero ni siquiera su pasado como enfermera durante la Primera Guerra Mundial, pudieron impedir que su reputación cayera por los suelos durante la Segunda Guerra, conflicto que la golpeó en todos sus frentes. La caída de París en manos alemanas, la obligaron a cerrar sus tiendas en 1939, pero el trasfondo estuvo en su supuesto antisemitismo y su amorío con un miembro de la Gestapo, Hans Gunther von Dincklage, quien la llevó a vivir al hotel Ritz y de ahí, un exilio en Suiza durante quince años.
Al final de la segunda guerra mundial, debido a un romance con un alto oficial de las SS, Walter Schellenberg, se le imputaron cargos de ser colaboracionista del regimen nazi, cosa que ella rechazó de plano. En los años 50 era toda una celebridad, entre sus clientas se encontraban Brigitte Bardot, Marlene Dietrich, Jackie Kennedy o Marilyn Monroe, a quien debe la duplicación de la venta de sus colecciones después de que ésta se atrevió a decir que para dormir sólo se ponía unas gotas de Chanel No. 5.
En 1954 y con 71 años, reabrió su casa de moda, pero ya otros diseñadores de renombre se habían instalado en su sitial. Se mantuvo al frente de ella con un extraordinario dinamismo y adaptándose a las diversas tendencias que recorrían el mundo. Aun así, logro imponer el clásico toque de sencillez y elegancia que la caracterizaba. Murió sola en su habitación del Hotel Ritz de Paris el 10 de enero de 1971, a los 87 años de edad. Su cuerpo yace en Lausanne, Suiza, resguardo por cinco leones de piedra.
Observadora innata, criticaba la estricta moda que seguían las mujeres (grandes sombreros cargados de pieles de animales y flores, corsés y recargados diseños) y desplegó toda su imaginería hasta convertirse en una de las grandes diseñadoras del siglo XX, tan trascendental como Christian Dior y otros grandes que la siguieron. Coco eliminó la moda recargada que imperaba, diseñando prendas muy sencillas, muy cómodas, de líneas rectas, pero con un toque de alta distinción; su moda fue rápidamente adoptada por el encumbrado público parisino. Su frase más célebre fue: «Todo lo que es moda pasa de moda». Por mencionar algunas de sus aportaciones, quién puede olvidar el Chanel "suit", el vestidito negro ("little black dress"), el suéter con cuello de tortuga, los sacos, las gabardinas y las chaquetas ("french coat") que antes eran sólo para hombres.
Revolucionó la moda con una increíble colección de joyería de fantasía. Las famosas tiras de perlas alrededor del cuello, los cintos de cadena, los aretes y las pulseras de aleaciones de distintos metales que sustituyeron al oro, siguen adornando a las mujeres de este siglo.
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