Anita Delgado nace el 8 de febrero de 1890 en Málaga y fallece el 7 de julio de 1962 en Madrid.
Sus padres regentaban un pequeño café en Málaga, y cuando Anita reveló inquietudes artísticas, la llevaron a clases de canto. Posteriormente tuvieron que abandonar Málaga y marcharon a Madrid, donde debutaron ella y su hermana como teloneras en el café Central-Kursaal. Acudían a este café intelectuales como Julio Romero de Torres (pintor), y Ricardo Baroja (pintor, hermano de Pío Baroja) y en esa época (Anita tenia 16 años), se casa el Rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia, por lo que acuden a la boda en Madrid personajes importantes de todo el mundo. Uno de ellos el Maharajá de Khapurtala, que la ve actuar y se enamora de ella, pidiéndole matrimonio. Ana se niega y el Maharajá se marcha a París por culpa del atentado sufrido por los Reyes en la Calle Mayor. Desde París sigue insistiendo con misivas que quiere casarse con ella. Tras reflexionar seriamente, Anita decide decirle que si, pero antes de mandar su carta de respuesta la enseña a Ramón del Valle-Inclán, que corrige sus numerosas faltas de ortografía y convierte la sencilla respuesta en una apasionada declaración de amor por el Maharajá.
Anita viaja a París y se casa por lo civil. Permanece durante un año en la ciudad, recibiendo la educación necesaria para ser una princesa, y posteriormente viaja a la India , donde contrae matrimonio con 18 años, por el rito sij, en una ceremonia que será recordada por su majestuosidad, donde la princesa llega a lomos de un elefante ricamente decorado. Vive en la India hasta 1914 (tenia 24 años), y tiene un hijo al que enseña español. Al inicio de la Primera Guerra mundial el matrimonio viaja a Europa, donde Anita hace importantes donativos a los hospitales británicos y parisinos. Las relaciones con el Maharajá se enfrian, pues este encuentra nuevas compañeras y Anita mantiene una relación con uno de los hijos mayores del Maharajá, quedando embarazada del mismo. Es obligada a abortar, sufriendo una penosa recuperación y después de la misma la separación definitiva de su marido. Regresa a España, donde siempre recibirá una generosa pensión que le permite vivir como una princesa. Escribe un libro "impresiones de mis viajes a las Indias", y fallece a los 72 años en Madrid de un ataque cardiaco.
Es el cuento de la cenicienta, pero con un final más real
Sus padres regentaban un pequeño café en Málaga, y cuando Anita reveló inquietudes artísticas, la llevaron a clases de canto. Posteriormente tuvieron que abandonar Málaga y marcharon a Madrid, donde debutaron ella y su hermana como teloneras en el café Central-Kursaal. Acudían a este café intelectuales como Julio Romero de Torres (pintor), y Ricardo Baroja (pintor, hermano de Pío Baroja) y en esa época (Anita tenia 16 años), se casa el Rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia, por lo que acuden a la boda en Madrid personajes importantes de todo el mundo. Uno de ellos el Maharajá de Khapurtala, que la ve actuar y se enamora de ella, pidiéndole matrimonio. Ana se niega y el Maharajá se marcha a París por culpa del atentado sufrido por los Reyes en la Calle Mayor. Desde París sigue insistiendo con misivas que quiere casarse con ella. Tras reflexionar seriamente, Anita decide decirle que si, pero antes de mandar su carta de respuesta la enseña a Ramón del Valle-Inclán, que corrige sus numerosas faltas de ortografía y convierte la sencilla respuesta en una apasionada declaración de amor por el Maharajá.
Anita viaja a París y se casa por lo civil. Permanece durante un año en la ciudad, recibiendo la educación necesaria para ser una princesa, y posteriormente viaja a la India , donde contrae matrimonio con 18 años, por el rito sij, en una ceremonia que será recordada por su majestuosidad, donde la princesa llega a lomos de un elefante ricamente decorado. Vive en la India hasta 1914 (tenia 24 años), y tiene un hijo al que enseña español. Al inicio de la Primera Guerra mundial el matrimonio viaja a Europa, donde Anita hace importantes donativos a los hospitales británicos y parisinos. Las relaciones con el Maharajá se enfrian, pues este encuentra nuevas compañeras y Anita mantiene una relación con uno de los hijos mayores del Maharajá, quedando embarazada del mismo. Es obligada a abortar, sufriendo una penosa recuperación y después de la misma la separación definitiva de su marido. Regresa a España, donde siempre recibirá una generosa pensión que le permite vivir como una princesa. Escribe un libro "impresiones de mis viajes a las Indias", y fallece a los 72 años en Madrid de un ataque cardiaco.
Es el cuento de la cenicienta, pero con un final más real
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