sábado, 30 de abril de 2011

ANEMIA Y EMBARAZO



Una de las patologías que más frecuentemente pueden complicar el embarazo es la anemia.


Definimos la anemia como la disminución del número de glóbulos rojos, el hematocrito o los niveles de hemoglobina por debajo de unos valores estandarizados, que en la mujer embarazada son:

Hematocrito de 34-38 % (o superior)

Hemoglobina mayor de 10 gr/dl.

El número de hematíes (glóbulos rojos) es menos importante para valorar la anemia, pues depende de la hemodilución (en la gestante aumenta el agua y por tanto el volumen de sangre, en vez de unos 5 litros de sangre circulante, tiene unos 6 litros)..quiere decir que el número de glóbulos rojos puede ser el mismo pero están más diluidos en agua . Esto se llama la "anemia fisiológica del embarazo".

Hay que distinguir dos situaciones diferentes:

1. Anemia como enfermedad que además se da en una mujer embarazada: es el caso de la talasemia, anemia de células falciformes, y otros tipos de anemias carenciales o por enfermedades diferentes (hepáticas, medulares,) o por la toma de algunos medicamentos, etc. Estas anemias son una patología en si mismas, las estudia y trata el hematólogo y aquí no las comentaremos.

2. Anemia ferropénica o por déficit de ácido fólico, que aparece a lo largo del embarazo, bien porque la mujer ya tenia unos depósitos bajos de hierro (reglas abundantes, carencias alimentarias, etc) o porque durante la gestación no ha llevado una alimentación adecuada


El hierro se necesita para la fabricación de glóbulos rojos maternos, para la hemoglobina fetal y para la placenta. Las reservas en la mujer normal son de unos 500 mg y en el embarazo se aumenta la necesidad de hierro en unos 1000 mg. Por eso administramos hierro durante el embarazo, especialmente a partir del segundo trimestre. Una dosis diaria de 30-60 mg dia, durante la segunda mitad del embarazo, incluso durante la lactancia si es materna, supone evitar la anemia de la madre, con la sensación de cansancio, palpitaciones, mareos, etc que supone, y además se mejora considerablemente la recuperación en el postparto. No es probable que este tipo de anemia que comentamos llegue a afectar al feto, en cambio en las anemias patológicas del apartado 1, si que se pueden producir efectos negativos en el bebé, pero son realmente raras y quedan excluidas del objetivo divulgativo de este blog.


En resumen, queda establecida la conveniencia de utilizar ácido fólico durante todo el embarazo (para evitar la espina bífida en el feto, y la anemia en la madre), y el hierro en la segunda mitad del embarazo y lactancia, para evitar la anemia materna y facilitar la recuperación en el postparto.

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