Es la pérdida involuntaria de la orina y se puede manifestar como escape involuntario con o sin esfuerzo, o como la necesidad urgente e imperiosa de ir a orinar (micción imperiosa) Se puede dar en hombres y en mujeres. Aquí comentaremos la incontinencia urinaria femenina que se da en un 15% de mujeres de 35 años, y hasta un 30% de mujeres mayores de 50. Puede aparecer de manera circunstancial o ser un problema crónico. En el primer caso, puede ser debido a infección urinaria, enfriamiento o irritación vesical física (sexual, ejercicio repetido como bicicleta, etc), por determinados tóxicos (cafeína, alcohol, etc) o medicamentos (diuréticos, neurolépticos, etc). También puede aparecer tras el parto, como consecuencia de un aumento brusco de peso, por un constipado, o un trabajo que obliga a aumentar la presión abdominal.
En la incontinencia urinaria crónica se dan estas mismas circunstancias, pero agravadas por alteraciones del suelo pélvico, descenso de la vejiga (cistocele), alteraciones en el esfínter uretral , alteraciones neurológicas, o patologías crónicas (diabetes, Parkinson, hipertensión, etc)..
En cualquier caso (incontinencia aguda o crónica), hay que comentarlo con el médico de cabecera, el ginecólogo o el urólogo, que tienen que establecer que tipo de incontinencia es, que factores asociados hay y cual es el enfoque terapéutico adecuado, pues existen posibilidades de tratamiento diferentes. Desde medidas rehabilitadoras de la musculatura del suelo pélvico (ejercicios de Kegel), electroestimulación, control de la retención, eliminación de tóxicos,etc, a medidas farmacológicas o incluso quirúrgicas. Es una patología frecuente y molesta, pero existen diferentes posibilidades de tratarla y mejorarla
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