Son protozoos flagelados que parasitan el tracto urogenital humano. De hecho son parásitos exclusivos del ser humano y para sobrevivir necesitan unas condiciones ambientales de humedad, temperatura y cierto PH (5,5). Aunque el pH vaginal es más ácido (4-4,5), encuentran más fácil sobrevivir en la vagina que en la uretra masculina. Son por tanto más sintomáticas en la mujer que en el hombre, donde suelen pasar desapercibidas.
Las molestias que producen son generálmente leucorrea (flujo más abundante), amarillenta, verdosa, a veces blancuzca y espesa, acompañada de prurito, escozor, sensación de quemazón, etc...que aumenta con el calor (al acostarse), y que puede provocar también síntomas urinarios. Es fácil confundir las molestias con las de la cistitis (infección de la vejiga urinaria), y muchas veces son tratadas como tales, con antibióticos, que no son efectivos contra las tricomonas. Incluso si el médico solicita un análisis de orina, este dará que no hay infección, pues la tricomona solo es visible en un flujo en fresco, es decir en la misma consulta, tomando una muestra y analizándola inmediatamente en el microscopio o mediante técnica de tinción, como en el test de Papanicolau, pero esto retrasa bastante el tratamiento.
Se deben tratar con metronidazol oral y vía tópica (vaginal y vulvar) y se debe tratar SIEMPRE a la pareja, aunque insista en que no se ha notado ninguna molestia.
En resumen, la tricomoniasis es una infección leve, pero muy molesta y a veces mal diagnosticada, por lo que tarda en curarse.
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