jueves, 19 de mayo de 2011

VAGINOSIS BACTERIANA
















La vaginosis bacteriana supone el 60 % de todos los casos de infección vulvovaginal y se caracteriza por la disminución importante del lactobacilo acidófilo responsable de mantener el PH vaginal adecuado, mientras aumentan hasta en 100 veces los gérmenes anaerobios (gardnerella, peptoestreptococo, etc), lo que provoca leucorrea (flujo más abundante) espumosa y de aspecto grisáceo, picor e irritación vulvar y vaginal, junto con un mal olor característico a "pescado" que se vuelve más fuerte tras el coito o la menstruación.


El riesgo de tener esta infección aumenta cuando se tienen múltiples compañeros sexuales, con el DIU (dispositivo intrauterino) cuando se tienen otras infecciones vaginales o unas defensas bajas por cualquier otro motivo (cistitis, anginas, gripe, etc). Es bastante frecuente también durante el embarazo donde a veces puede provocar una rotura prematura de la bolsa de las aguas, o una infección puerperal (tras el parto).

El diagnóstico lo hace el ginecólogo en la consulta, tomando una muestra del flujo y examinándolo en fresco (inmediátamente) en el microscopio. No hace falta cultivos que además suelen dar negativos.


El tratamiento es sencillo, mediante el metronidazol oral y vaginal. Conviene tratar también a la pareja, pues aunque no es exactamente una enfermedad venérea (de transmisión sexual), si se trata mejora las posibilidades de que no se repita.

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